Saint Séverin

San Severino

Foto: Guilhem Vellut (recorte)

Cuando los primeros reyes merovingios se instalaron en París, en tiempos de Clodoveo y Childeberto, la margen izquierda del Sena no era más que un montón de ruinas, los restos de la bella ciudad de Lutecia.

Origen de la iglesia

En medio de ese campo de ruinas, a mediados del siglo VI se construyó un pequeño oratorio dedicado a San Martín de Tours, junto al cual tenía su celda un ermitaño, conocido como Severino en Solitario, que gozaba en vida de fama de santidad y tenía numerosos seguidores.

La iglesia actual está construida en el mismo lugar que aquel primitivo oratorio, y recuerda a ambos santos:

  • San Martín de Tours aparece representado en la puerta lateral de la iglesia (históricamente, la puerta principal), según su iconografía más conocida: rasgando su capa para compartirla con un pobre que pide limosna.

    La imagen (del siglo XIX) es bastante mala, pero su inclusión en este lugar, muy oportuna, pues durante siglos, los peregrinos que salían hacia Compostela por la calle de Saint-Jacques, contigua a esta iglesia, paraban en ella para pedir su protección a este poderoso patrón.

  • San Severino, el ermitaño solitario lo vemos en una hornacina junto a esta portada, y da su nombre a la iglesia actual.
Puerta lateral de San Severino

Puerta lateral de San Severino. Foto: joz

Con el nacimiento de la Universidad de París (la primera universidad del mundo, junto con Bolonia) la margen izquierda se llenó de miles de estudiantes, venidos de toda Europa, y la iglesia existente hasta ese momento se quedó pequeña. Comenzó así, a principios del siglo XIII, la construcción del templo actual.

La vinculación de San Severino con la Universidad recién creada fue tan estrecha, que a falta de espacios comunes, en esta iglesia celebraban sus asambleas generales.

Puntos de interés

Estos son algunos de los principales puntos de interés de la iglesia:

En el exterior

  • En la fachada principal, la pequeña portada de acceso no es original de San Severino. Se trajo de una iglesia cercana a Notre-Dame que iba a ser destruida. Aunque es ajena a este templo, le venía muy bien, porque es de la misma época y estilo, y porque la que hoy es fachada principal apenas se usaba y estaba poco decorada, pues tenía casas medievales muy cercanas.

    El rosetón, de estilo flamígero, fue realizado hacia el año 1500.

    Fachada de San Severino

    Foto 1: Beyond My Ken. Foto 2: joz

  • Portada lateral: fue siempre el acceso principal al templo. Las arquivoltas y la decoración son medievales. Las esculturas, del XIX.
  • Un elemento muy característico de San Severino es la decoración de los tímpanos triangulares que se ven en todo el perímetro del templo, en cada una de las capillas laterales. Así como las gárgolas.
  • Los osarios. Junto a la iglesia hay un terreno que sirvió como cementerio, rodeado de unas construcciones que fueron antiguos osarios, los únicos que quedan hoy en París.

En el interior

En el interior, la parte más destacada del templo es la cabecera semicircular, obra de un autor de enorme talento y personalidad. Esta cabecera es la que ha hecho célebre a San Severino.

En plena Edad Media, con el barrio atestado de estudiantes y serios problemas de vivienda en la zona, los responsables de la parroquia no conseguían comprar el terreno para la necesaria ampliación del templo.

Pero la espera fue providencial. Gracias a ella hoy podemos contemplar esta joya del arte flamígero, construida en la última década del siglo XV, de 1489 a 1495, mientras Cristóbal Colón llegaba a las costas de América.

Cabecera de San Severino

Foto: joz

VENTANALES

Como se ve en la imagen anterior, los ventanales intermedios, sobre las grandes arcadas, son muy distintos de los construidos anteriormente en esta iglesia. Ya no son ojivales. Tienen forma de arco carpanel, y elegantes tracerías en la parte superior.

DOBLE DEAMBULATORIO

Contiene una fila de gráciles columnas, de formas distintas, entre las dos naves del deambulatorio, de las que la más espectacular, la auténtica joya de la corona de San Severino, es la columna helicoidal.

Pura delicadeza, fantasía y virtuosismo.

Columna de San Severino

Foto: Guilhem Vellut

Las vidrieras de la cabecera que vemos en esta imagen fueron realizadas en 1969 por el gran artista Jean-René Bazaine. Sus motivos abstractos se inspiran en los sacramentos. Los tonos azules que vemos en las dos vidrieras del fondo, por ejemplo, evocan las aguas del bautismo.

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