Capilla Expiatoria
Tras el derrocamiento de Napoleón y subida al trono de Luis XVIII durante la Restauración, el nuevo monarca se propuso reparar el agravio cometido contra su hermano Luis XVI, guillotinado por la Revolución Francesa, al igual que su mujer María Antonieta.
Una serie de monumentos en París debían servir para honrar su memoria y expiar la ofensa cometida por Francia. La gran iglesia de la Madeleine, por ejemplo, que estaba a medio construir, debía tener carácter expiatorio. Y la Plaza de la Concordia, que había sido el escenario del regicidio, se rebautizó como Plaza de Luis XVI, y en su centro estaba previsto erigir un monumento expiatorio.
Ninguno de estos dos proyectos prosperó, pero al menos sí consiguió construir esta capilla expiatoria, sobre el cementerio de la antigua iglesia de la Madeleine. En este pequeño camposanto se enterraron los cuerpos de más unas 1.300 personas guillotinadas en la gran Plaza. Entre ellas se encontraban también los cuerpos de Luis XVI y de María Antonieta.
Proyecto de Fontaine
El proyecto fue encomendado a Pierre Fontaine, que era, en el campo de la arquitectura, el equivalente a Fouché en el terreno político: el gran superviviente de todos los regímenes políticos. Después de haber sido "primer arquitecto" de Napoleón Bonaparte, siguió siéndolo durante toda la Restauración, y la monarquía de Julio. Algo sorprendente, teniendo en cuenta el sesgo político que tenía entonces la arquitectura.
Su colaborador habitual, Charles Percier, que firmaba con él todos los proyectos, no quiso colaborar en éste por ser contrario a sus principios personales.
El edificio se construyó de 1816 a 1826 y fue costeado personalmente por Luis XVIII.
Descripción
El monumento consta de un patio central ajardinado, realizado con la misma tierra del pequeño cementerio de la Madeleine. Está algo elevado sobre el nivel de la calle, y cerrado perimetralmente por unas galerías, para aislarlo del exterior y darle un aire de recogimiento. Las arcadas de estas galerías se adornan con losas funerarias, que tienen solo carácter simbólico. Recuerdan la finalidad expiatoria de este monumento nacional, y traen a la memoria a todos los guillotinados que fueron arrojados en este lugar.
Al fondo del patio de honor se encuentra la capilla, pequeño edificio con planta de cuadrado perfecto, flanqueada con un atrio rectangular a la entrada, y tres absidiolos semicirculares en los otros lados.
El monumento está considerado como una obra de gran mérito desde el punto de vista arquitectónico. Pero resulta algo frío, como muchos monumentos neoclásicos, en especial los de corte funerario, inspirados en los motivos más sobrios del repertorio romano.
Proyecto original
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el monumento no luce hoy tal como fue concebido por Fontaine. El había previsto que le diera acceso una larga avenida de tierra, a modo de camposanto, flanqueada por fresnos y salteada de sauces llorones. Sin duda, le habría dado mayor solemnidad y capacidad de evocación.
Interior de la capilla
En el interior de la capilla, hay dos grupos escultóricos de interés. Uno representa a Luis XVI, junto a un ángel que le muestra el cielo (obra de François Bosio) y el otro a María Antonieta sostenida por la virtud de la Religión (Cortot).
Junto a las estatuas se encuentra grabado el texto del testamento del rey y el de la reina.
La cripta
En la cripta de la capilla, el altar de mármol negro se levanta en el emplazamiento exacto donde fue encontrado el cuerpo de Luis XVI. El célebre escritor y político Chateaubriand estuvo presente en la exumación de los restos y ayudó a identificar los cuerpos de ambos monarcas.
Sus cuerpos fueron trasladados a la basílica de Saint-Denis, donde se les construyó un monumento funerario. La capilla expiatoria, por tanto, no contiene sus tumbas. El cementerio albergó sus cuerpos durante 21 años.
La cripta sí contiene, en cambio, todos los restos humanos hallados en el cementerio de la Madeleine, que fueron retirados cuidadosamente durante los trabajos para la construcción del monumento.
Interés de la visita
Se trata de un monumento cargado de historia, un lugar agradable de ver y una hermosa capilla. Un poco frío, quizás. Todo es pequeño y se tarda poco tiempo en visitarlo. Para los que valoren el significado histórico del monumento, es una visita muy recomendable. El público en general puede prescindir de ella, o acercarse a verla por fuera, si pasan cerca.
Datos prácticos
- Entrada: 6 euros
- Ubicación: 29 Rue Pasquier, junto al Bulevar Haussmann.
- Más información, horarios y condiciones: www.chapelle-expiatoire-paris.fr